domingo, 23 de septiembre de 2018

Entre tierra y voluntad: la China

Por Yudaisis Moreno Benítez yudaisismoreno@gmail.com

¿Qué fuera de las fértiles tierras en los casi 180 kilómetros cuadrados de Güira de Melena, sin las centenas de mujeres y hombres capaces de burlar las madrugadas, el Sol, el rocío, la lluvia, el fango y el polvo, más otras contrariedades humanas… para dedicarse a ellas?
De esa voluntad inmutable, nunca fácil y con increíbles porciones de entrega y sacrificio, sabe la China, quien con 64 años de edad, manos agrietadas, piel morena, sombrero de guano y botas de agua, no tiene límite para sembrar, escaldar, fertilizar, guataquear, chapear, cosechar… y enseñar sus destrezas de más de tres décadas entre surcos.

Un buen día, con 27 primaveras y un hijo bajo su saya, llegó desde Manzanillo, Granma, en busca de mejorar su vida. En el sureste municipio la más rápida opción fue el campo. Entonces, “¡A trabajar, sin miedos!”, se dijo, mientras se guarecía en la comunidad de Macondo, de la cual salió con una gran posibilidad de sembrar raíces por estos lares, al incorporarse a la microbrigada y construir —contigua a su edificio— una vivienda individual.
Tal parece que los pasos de Miquelina García Castillo saben a dónde enrumbarla antes del amanecer: hacia el semiprotegido de la CPA güireña Waldo DíazFuentes, donde casi perdió su nombre, por culpa de sus radiantes ojos achinados.
Entre 56 canteros, de 10 metros de largo por poco más de ancho, con coles y lechugas, ajo porro, brócoli, cebollinos, acelga, berro, perejil, rábanos, espinacas, hierba buena y habichuelas, pasa el día esta guajira sencilla, oriental devenida artemiseña, que guarda como mayor riqueza —además de sus cuatro hijos y ocho nietos— la coraza para salir adelante con el trabajo de sus manos.
Aunque a veces la cervical le quiere alertar de la edad que pesa en sus hombros, su voluntad, la hemoglobina en 16,4 y el saberse útil, la guían a ser ejemplo entre los 101 cooperativistas de la entidad, entre ellos una treintena de féminas y 20 jóvenes.
Yasmani Toirac, jefe de lote que incluye el semiprotegido, reconoce las habilidades de la China en el campo, su disciplina y buen carácter para encarar los reclamos de la tierra.
“Aunque el tapado impide que los rayos del Sol lleguen en casi un 30 por ciento menos que a otros cultivos, y disminuyen las plagas, incluso por la barrera de King grass alrededor, su atención constante constituye un preciado recurso para que el verde prevalezca en los canteros”.
Es así, tal vez sencillo para algunos, pero con mucho sudor detrás, impregnado desde la cotidianidad de la China, como lucen alimentos sanos en las mesas de la cooperativa, del Hogar Materno de Güira de Melena, en otras de pequeños enfermos apoyados por la CPA o de vecinos güireños. Todo gracias al binomio entre la fertilidad de la tierra, fundada el 23 de septiembre de 1878, y gente común como esta mujer, digna de multiplicar.



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