Mujeres de armas tomar

Por Yusmary Romero
Recientemente, en una unidad militar de Mariel, se efectuó una graduación más de los jóvenes que pasan la previa, preparación básica que antecede al Servicio Militar. De los graduados, apenas dos son mujeres, cifra que denota la necesidad de mayor incorporación al Servicio Militar Voluntario Femenino.


“Buscamos que se sumen mujeres, porque tan solo con su presencia embellecen, y nos enorgullecen por su importante papel dentro de las FAR”, afirma el coronel Jorge Luis Piñeiro Valdés, jefe de la unidad.
De acuerdo con el también director de la única Escuela Brigada de la provincia, las féminas reciben buena atención y, al concluir, tienen las mismas opciones que cualquier otro soldado: pueden acogerse a la Orden 18 —elegir una profesión por lo civil— o continuar su carrera por lo militar.
No obstante las garantías que ofrece el Servicio Militar Voluntario y el interés que pueda despertar en algunas, muchas se detienen ante prejuicios sociales o temores, quizás también por falta de información.

Historias de vida
Yanet González Tamayo y Evelín Martínez López, ambas de 18 años, conversan sobre los motivos que las trajeron a la unidad de Mariel y aún las impulsa para completar su Servicio, así como de su experiencia durante el trayecto.
“Me gusta lo militar, quisiera ingresar a una de las academias de las FAR para formarme como ingeniera o licenciada. Es mi anhelo continuar el legado de Vilma, Celia y Mariana”, comenta Evelín.
Yanet comparte la misma meta, inspirada por el ejemplo de su abuelo, quien también se dedicó a la vida militar. Viene de estudiar Construcción Civil en el politécnico Juan Manuel Castiñeiras, y la familia la apoyó en su decisión. La captación, explica, fue a través de la FMC.
Recuerda varias de las diferencias y retos a enfrentar como mujeres. “Nos debíamos levantar media hora antes que los demás, para poder prepararnos con tiempo. A veces, mientras los varones estaban en la recreación, nosotras íbamos a arreglar y limpiar nuestro cuarto, aunque también compartíamos con ellos”.
Pero, cuando de demostrar habilidades y aplicar lo aprendido se trataba, las muchachas demostraban su valor. Así lo atestigua Yanet. “En las prácticas de tiro nos decían las Marianas, por lo bien que lo hacíamos. Nos incorporamos a todas las tareas como un soldado más, con igualdad”.
“Nos enseñan enmascaramiento, defensa personal y propiedades combativas del fusil, su arme y desarme”, comenta Evelín. “La previa me ha instruido. Estoy agradecida por el apoyo y la disposición de los oficiales y todos los profesores”, añade Yanet.
Además de recibir preparación política y combativa, estas jóvenes, y el resto, tuvieron la posibilidad de hacer nuevas amistades. “Me siento cómoda aquí, no quisiera irme. Los varones nos cuidaban y querían mucho”, alega Yanet.

Nada de locura
Al concluir la previa, Yanet y Evelín serán ubicadas en esta misma unidad, informa el coronel Jorge Luis Piñeiro, quien destaca que más de 30 compañeras trabajan en la instalación.
“Hace dos años estoy aquí, y durante ese período se han incorporado a la previa 26 mujeres, de ellas 22 continúan en las FAR”, declara.
“Al principio, la gente decía que estaba loca por querer entrar al Servicio Militar. Ahora veo que es muy diferente a lo que se dice afuera. Esta experiencia ha contribuido a mejorar mi comportamiento”, asegura Yanet González con clara cordura y firmeza.
Tanto en Cuba como en el resto del mundo, muchas son las mujeres que no han reparado en género a la hora de entregarse a las causas justas. Desde Mariana Grajales y Ana Betancourt hasta Celia Sánchez y Vilma Espín, en la lucha contra los conquistadores y el yugo colonial español, en la clandestinidad, en la salvaguarda de la Revolución, las féminas han dado su mayor aporte, convirtiéndose en protagonistas de la historia.
Muchachas como Yanet y Evelín, quienes se sobreponen a prejuicios y temores, se unen a otras tantas portadoras de tales tradiciones patrióticas que, con su ejemplo, demuestran la valía de las mujeres en cualquier esfera.