Por Mayveli Pares Menéndez
mayve@artemisadiario.cu
Para hablar con Yayi
(como la conocen todos) no hacen falta sillas ni comodidades; da igual
si es en una oficina o en el patio industrial, pues ella simplemente se
detiene donde pueda, y te cuenta su vida como si fueras un conocido de
siempre. Habla de su infancia, de los estudios que no pudo terminar, las
cualidades de su familia y su amor al trabajo.
Técnico medio en Construcción Civil y Ejecutor de Obra, son los títulos
que ostenta Osmarlis Erlis Hernández, con más de 20 años en el sector
de la construcción. Llegó hasta la ECM Mariel en octubre de 2011, cuando
recién iniciaba la construcción de los moldes para el nuevo puerto.
Buscando cercanía a casa, mejoras salariales y nuevas experiencias, se
alistó en esta aventura que lleva viviendo ya siete años.
Inició como jefe de cuadrilla; luego estuvo unos meses a prueba, hasta
que decidieron hacerla jefa de colectivo. “Es complicado dirigir muchos
hombres, pero nos hacemos la idea que somos una gran familia; de hecho,
pasamos más tiempo trabajando juntos que fuera de aquí. Siento los
problemas de ellos, reímos y lloramos juntos; a veces discutimos, pero
aquí estamos”.
De su trabajo le gusta todo, asegura. “La construcción es mi vida, y
cuanto hacemos a diario aquí es para ayudar al desarrollo de Cuba; cada
día creas y aprendes algo nuevo”.
Hay que innovar todos los días, porque no todo viene listo para
trabajarlo ni hecho a la medida. La innovación se impone en pos de
avanzar, humanizar el proceso y hacerlo más dinámico. Fue así como se me
ocurrió hacer tubos de drenaje a partir de la modificación de los
moldes pf-27 usados en el puerto.
De ese modo ahorraríamos significativamente recursos y dinero, a la par
de solucionar uno de los principales problemas de la empresa.
Ser mujer dentro y fuera de la ECM Mariel, y manejar esa dualidad de
responsabilidades, constituye un reto para Yayi. “Tengo la suerte de
contar con la ayuda de mi familia. Mi esposo y mi hijo colaboran con los
quehaceres de la casa, y yo trato de equilibrar ambos mundos. En
ocasiones trabajo las noches o las madrugadas, pero entre mi familia y
mis compañeros me apoyan”.
Para desempeñarse en este sector, me cuenta, lo primero radica en no
tener miedo. Debemos crecernos ante lo que venga. La construcción es
para hombres y mujeres; si nosotras nos mantenemos firmes y aplicamos
ese sexto sentido que dicen tenemos, todo saldrá bien.
¿Su futuro? Lo ve allí, aportando lo mejor en esa gran obra de la Revolución, y viendo crecer a su país.
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