miércoles, 25 de marzo de 2015

Ady, la musa de Flor pálida


Por Elena Milián Salaberri elenams18081966@gmail.com
Nené la llamó siempre Polo Montañez. No fue la excepción el día que la despertó guitarra en mano para tararearle los primeros acordes de Flor pálida, una canción para ella, Ady García, su compañera desde finales de 1999 hasta noviembre de 2002, cuando él falleció víctima de un accidente de tránsito.

 El tema musical incluido por el "bardo de la campiña" en su disco Guitarra Mía acapara nuevamente las audiencias del público de habla hispana, esta vez en la privilegiada voz del cantante Marc Anthony, y sus acordes legitiman la historia de un amor limpio, tierno, pese a la urdimbre de historias que suele acompañar la vida de los famosos; y Polo, si bien casi no se percató de ello, fue una estrella.
Tal como él la vio, Ady conserva la fragilidad de la flor; así lo corroboran quienes la ven desempeñarse en el guardabolsos de la tienda de la cadena Panamericana en San Cristóbal.
"Nos conocimos en la paladar La Casona. Se acercó a mí mientras yo laboraba, y se interesó por tantas cosas de mi vida que dije a mis colegas de trabajo ‘pregunta como un periodista'; poco a poco surgió una relación que nos llevó a compartir la vida juntos hasta su muerte. "Polo trató siempre de darme alegría. ‘Quiero verte sonreír mucho', era una petición permanente de su parte, como la costumbre de llevarme el café a la cama".
En noviembre de 2002 la vida les torció el destino: al regreso de la celebración de los 15 de una vecinita en el círculo social capitalino José Luis Tassende, un fatal accidente causó heridas de considerable severidad a varias personas que viajaban en el auto del cantante, y más tarde el fallecimiento de uno de los hijos de Ady y del propio artista, el día 26 de ese mes. Atrás quedaron los planes de casarse oficialmente; lo tenían previsto para el mes de diciembre de 2002, en tanto la pareja viajaría sin acompañantes en enero de 2003 a Francia, invitados por José Da Silva, presidente de la disquera Lusáfrica.
Fue ese precisamente el sello con el cual grabó los álbumes Guajiro Natural y Guitarra Mía, que lanzaron al estrellato a Polo, un machetero, tractorista, carbonero… conocedor de la fama ya en su madurez y figura indispensable en la vasta historia musical de Cuba, al haber merecido  Discos de Oro y de Platino en una carrera profesional fugaz.
Ady y Polo Montañez o Fernando Borrego Linares, como era su nombre de pila, nacieron en 1955, lucharon como trabajadores honrados y simples, y se amaron con la sencilla entrega de las almas grandes. Por eso, ella disfruta hoy la interpretación de una de las canciones que él le dedicara, a cargo de Marc Anthony, sin olvidar por un instante los acordes nacientes de ese tema en la cama donde Polo le susurrara la primicia.

Flor pálida
Hallé una flor un día en el camino
que apareció marchita y deshojada.
Ya casi pálida ahogada en un suspiro
me la llevé a mi jardín para cuidarla.
Aquella flor de pétalos dormidos
a la que cuido hoy con toda el alma
recuperó el color que había perdido
porque encontró un cuidador que la
regara.
Le fui poniendo un poquito de amor
la fui abrigando en mi alma
y en el invierno le daba calor
para que no se dañara.
De aquella flor hoy el dueño soy yo
y he prometido cuidarla
para que nadie le robe el color
para que nunca se vaya.
De aquella fl or surgieron tantas cosas
nació el amor que ya se había perdido
y con la luz del sol se fue la sombra
y con la sombra la distancia y el olvido.
Le fui poniendo un poquito de amor
la fui abrigando en mi alma
y en el invierno le daba calor
para que no se dañara.
De aquella flor hoy el dueño soy yo
y he prometido cuidarla
para que nadie le robe el color
para que nunca se vaya.

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